Cómo acceder a tu confianza a través de Inteligencia Somática: Guía Paso a Paso para Mujeres
En un mundo de grandes expectativas para las mujeres, la presión y el estrés pueden llegar a ser demasiado a veces. En el trabajo o en tu vida personal, estoy segura que como yo, aspiras a ser una presencia segura, a parecer, hablar y presentarte de un modo que haga que los demás crean en tus capacidades.
Sin embargo, a menudo puede que te encuentras con dudas y miedos, y quizá te cuesta mostrarte con la confianza que deseas, o no te sientes lo suficientemente segura como para tomar las decisiones que te acercan a lo que quieres. Aunque en tu mente repites tus mantras para recordarte que eres suficiente, que tienes confianza y que eres capaz, tu cuerpo parece traicionarte: la oleada de nerviosismo, miedo y estrés aparece y se te dificulta manejarla.
En medio de esta lucha interna, pueden aparecer señales en el cuerpo como el corazón acelerado, las manos húmedas, los hombros tensos y el malestar estomacal. Todo esto es el lenguaje de tu cuerpo, un paisaje interno que es mucho más de lo que crees.
¿Qué pasaría si, en medio del caos de la ansiedad, pudieras descubrir partes de tu cuerpo (de ti misma) que ofrecen apoyo, conexión y una renovada sensación de confianza en tus capacidades? Dentro de cada una existe no solo espacio para las sensaciones y emociones que se sienten incómodoas, sino también existe una fuente de fuerza y confianza sin explotar esperando a ser exploradas. Todo comienza con la práctica: cultivar la conciencia y aprovechar el poder de la imaginación para conectar con los lugares del cuerpo donde residen la confianza y la fuerza.
Cómo acceder a tu confianza y fuerza interiores: Guía paso a paso
Puedes empezar siguiendo estos pasos para cultivar una conexión más profunda con tu resiliencia:
Paso 1: Cultivar la conciencia somática
Empieza por ser consciente de las sensaciones de tu cuerpo. Imagina una situación en la que normalmente te cuesta confiar en ti misma. A medida que te sumerges en esta imagen mental y surgen emociones -nerviosismo, ansiedad, estrés-, reconoce su presencia. En lugar de resistirte, dales espacio para que se expandan dentro de tu cuerpo. Esto puede parecer contrario a la intuición, pero al hacerlo, dejas de sentirte como una víctima y te conviertes en una observadora compasiva. Si la intensidad emocional se vuelve abrumadora, vuelve a conectar con tu respiración, alargando tus exhalaciones. Luego regresa a la experiencia emocional, alternando entre los sentimientos incómodos y la respiración. Toma nota de cualquier cambio en tu estado emocional y físico.
Paso 2: Recordar los momentos de empoderamiento
El segundo paso es recordar un momento en el que te sentiste excepcionalmente poderosa, confiada y fuerte. Proyéctate en ese recuerdo y deja que afloren las emociones asociadas. Ya sea entusiasmo, satisfacción o una profunda sensación de seguridad en ti misma, concéntrate en esos sentimientos. Identifica en qué parte del cuerpo se intensifican esas emociones. Describe las sensaciones -calor, hormigueo, ligereza,etc - y luego intenta extiénderderlas a todo tu cuerpo.
Paso 3: Combinar la fuerza con la vulnerabilidad
En el último paso, vuelve al primer escenario que te provoca ansiedad o incomodidad, entra en contacto con esas sensaciones y emociones, y a continuación, lleva tu atención a las sensaciones de fuerza y resiliencia que experimentaste en tu cuerpo en el segundo ejercicio. Mientras eres consciente de las sensaciones incómodas, lleva tu atención a los lugares de tu cuerpo donde se manifestaron la fuerza y la confianza durante el ejercicio de empoderamiento. ¿Puedes convocar esta fuerza interior incluso en medio de la ansiedad y los nervios?
Con esta práctica de mayor conciencia y conexión intencionada lo que estás haciendo es sostener dos verdades al mismo tiempo, abriendote a explorar la posibilidad de que eres capaz de sostener sensaciones/emociones incómodas y también disfrute, fuerza, resiliencia. En los momentos de ansiedad, reconoce las sensaciones como señales protectoras de tu cuerpo. Al darles espacio y no resistirlas, desarmas su poder. Céntrate en las sensaciones de poder, confianza y seguridad que hay en tu interior. Deja que esta sensación de poder se expanda e impregne cada rincón de tu ser.
Recuerda que se trata de una práctica continua que requiere mucha repetición. Al llevar a cabo este proceso, no sólo te enfrentas al miedo, sino que también te recuerdas a ti misma que en tu interior existe seguridad, fuerza, poder y confianza.
Tu cuerpo es un contenedor lo suficientemente amplio que puede albergar no sólo lo incómodo, sino también la resiliencia que hay en ti, ofreciéndote apoyo si te concentras y haces que esas partes se fortalezcan.